lunes, 5 de abril de 2010

TESIS Y SU RESPECTIVA DEFENSA


Todos quienes hemos invertido nuestro tiempo y dinero ( ya sea propio, de nuestros padres o prestados que hay que devolver) para formarnos como profesionales, de diversas carreras, de distintos niveles, (técnicas, profesionales o universitarias) las cuales idealmente han sido de nuestra elección o en otras más desafortunadas situaciones nos hemos visto obligados a seguir, pero sea cual sea la situación, todos nos vemos obligados a pasar por una situación que nos puede llevar hasta el completo límite de todas nuestras habilidades y capacidades, la en muchos casos temida tesis.

Trabajo final, en que debemos lucirnos como futuros profesionales. Debemos dar lo mejor de nosotros, pero esta vez no se pone a prueba nuestra capacidad como estudiantes o profesionales, sino que se nos pone a prueba como seres integrales y es por eso que en esta instancia, muchos pueden fallar aunque tras ellos carguen con intachables antecedentes estudiantiles.
Se ponen a prueba nuestras, llamadas, habilidades blandas; poder de síntesis, claridad, calma, auto control, entre otras.

Desde que en nuestra mente entra la idea de seguir estudios superiores, sabemos que nos enfrentaremos a esta instancia, pero, quien nos prepara?, quién nos guía efectivamente?, la verdad es que nadie. Esa fuerza, esas habilidades sólo las encontramos dentro de nosotros mismos, quizá muy a mano o en nuestro interior, pero todos somos capaces de salir victoriosos de esta instancia. Ya sea muy seriamente y ceremoniosos, muy ceñidos a los establecido, muy acotados, hablando lo preciso, o incluyendo a papelucho, citando a los fabulosos cadillacs y pidiendo aplausos en la última lámina.
Pero sin duda, lo hagamos como lo hagamos. debemos asegurarnos que nos representa, que es el reflejo de quienes somos o al menos de quién aspiramos a ser.

Lo que es yo, a pocos días de enfrentarme a esta situación, sólo aspiro a ser lo más yo posible durante esos 30 minutos en especial en los últimos minutos cuando me hagan preguntas y pueda contestar con la elocuencia que me caracteriza.

No me deseen suerte, por que no la necesito, sólo éxito aceptaré.